Celeste es una joven de grandes convicciones y con los objetivos muy claros. Se muestra como una chica segura de sí misma, magnética y capaz de atraer a todos a su paso por su soltura y la sensualidad que emana su cuerpo. Sin embargo, ella sabe que, en gran parte, fueron las huellas de algunos dolores las que crearon su armadura, dorada y reluciente para el resto, pero rígida y pesada para ella.

En un sistema construido a partir de preconceptos y expectativas, Celeste dice desafiarlo. Como trabajadora sexual, prioriza algunas libertades y pisotea muchas de las etapas que, se supone, una mujer de su edad debería estar atravesando. Pero ¿es realmente rebelde o es solo un engranaje más del sistema que dice combatir?

El mundo de la seducción, de los tipos, es donde se siente una profesional. Sin embargo, muchos problemas surgen en su vida en torno a aquello que parece dominar a la perfección. Ser puta, para Celeste, es tanto una etiqueta que lleva sin vergüenza como una vulnerabilidad que la deja expuesta a situaciones de peligro y dolor. Después de todo, es una persona.

A través de sus ojos, van a conocer el lado B de la profesión y de la vida de una joven que no logra quitarse esa armadura de caballero que tanto le aprieta y lastima.